Autora: Leonor Antillón
Al igual que usted, nací y me formé en este país, viví en un barrio sin lujos ni divisiones de clase, aprendí educación cívica en mi escuela pública y amé mi país desde pequeña, siempre canté con amor La Patriótica Costarricense y respiré paz y democracia como el aire cotidiano de mi cuerpo y espíritu. Nunca viví en dictadura y siempre me he considerado una mujer afortunada, soy libre, independiente, profesional de la UCR, vivo con ética y amor al prójimo, gracias a lo que me dio mi país.
Por eso vivo en constante deuda con él. Ahora más que nunca.
Desde niña viví las elecciones cada cuatro años, no importaba quien quedara, siempre habían libertades, educación pública de calidad, trabajo para la gente, combate a la pobreza y, sobretodo, certeza de que el país seguía siendo preservado y cuidado, porque era el país de todos los costarricenses, no importaba su condición social, color de piel o grado académico. Los campesinos y agricultores eran más estimados. Los políticos subían y bajaban y seguían viviendo con sencillez. Sabían que el poder era finito y pasajero. Había pocas manifestaciones ciudadanas como las que con tanta frecuencia se han dado en este gobierno que también ha sido el suyo.
División y prácticas dañinas. Hasta que llegó este segundo gobierno de Óscar Arias, que en sólo cuatro años ha deformado la institucionalidad del Estado y cambiado la manera de vivir de mucha gente, en especial si son sus oponentes. También ha dispuesto de nuestra riqueza ecológica, nuestro mayor tesoro, y ha logrado una gran división política en el país, se ha burlado de muchos valores que eran inamovibles y ha permeado la justicia, el TSE y el Congreso, silenciado programas de debate, sometido la prensa a los deseos presidenciales y abierto caminos al desenfado y la corrupción.
Todo en aras de un avance económico muy cuestionable, que ha mantenido en ascenso los niveles de pobreza y los problemas de seguridad ciudadana.
Su forma de gobernar ha generado mucho clientelismo político adaptado a todas las clases sociales, ha puesto oídos sordos a los reclamos ciudadanos y gobierna a su antojo personal, sin reparar en los intereses de la gente a quien mantiene desinformada y debilitada, sin acceso a la verdadera realidad nacional, estimulando la vida frívola y desentendida de los problemas nacionales. Buen barbecho electorero.
Y en ese cuadro es donde usted se ha mantenido y se mueve con facilidad. Tanta, que hasta ha llegado a ser nombrada presidenta electa.
Los índices de votación que le fueron favorables indican que su partido ha desplegado un largo y estudiado plan, y cuenta con una muy eficiente maquinaria electoral, disponiendo de grandes sumas de dinero, que a esta altura nadie sabe de dónde salieron. Y tal vez también hubiera ganado, sin tener que recurrir al voto de tanto débil mental, o analfabeto que no sabía ni el color del partido por quien debía votar. O regalos, ofertas, y más prácticas clientelares que tanto dañan a la población.
Doble compromiso. Pero debe usted estar consciente, señora presidenta, que en este país coexiste igual o mayor número de ciudadanos que hemos estado opuestos a todo eso, y que en ese grupo habemos muchas mujeres que con mucho esfuerzo hemos sacado adelante nuestras profesiones, ocupaciones, obligaciones, hijos, hogares y asuntos políticos y que estamos siguiendo el pulso de todo cuanto acontece. Nosotras no tenemos un padrino poderoso que nos puso en una posición de poder prestado para seguir dominando el poder real. Nosotras enfrentamos nuestra meta con orgullo, dignidad, firmeza y honestidad.
Y somos sus oponentes, no partidarias, sino patrióticas, estamos inmersas en una misión de cuido y defensa de nuestra patria, su institucionalidad, su riqueza ecológica, su justicia social y la preservación de sus valores ciudadanos. Nosotras seguimos vigilantes y estaremos reclamándole, como presidenta y mujer, su falta de cumplimiento a lo que tanto publicó en sus anuncios de campaña: firmeza y honestidad.
Usted tiene ahora un doble compromiso, porque las mujeres somos mejores para cumplir a cabalidad nuestras obligaciones y porque no somos seres de guerra, sino de paz, responsabilidad y empatía.
Ahora usted tendrá el poder político más importante. Utilícelo para lo que fue nombrada, sin responderle a nadie más que al pueblo. Ahora usted es una propiedad pública que no debe obedecer más que a las exigencias del país que gobernará. Cualquier interferencia en esta gestión la revelará como una mujer débil y demostrará entonces que su tan sonadas firmeza y honestidad sólo fueron cosa de la publicidad. Y con ello será doblemente responsable de hundir al país y a todos los que confiaron en usted, y de manchar la dignidad de la mujer. Sea valiente y gobierne usted sola para todos, es un deber que la patria y miles de mujeres se lo exigimos.
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Publicado en Pagina Abierta 02/16/10. Este articulo ha levantado roncha hasta respuesta origino publicada el 02/22/10 DE MUJER A MUJER Y CON LOS PIES EN LA FRENTE en el Extra igualmente que opinan ustedes ?
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